Si bien los orígenes exactos de este manjar aún hoy se desconocen, se cree que fue una creación mexicana. Claro, quizá para entonces no era tan delicioso, pero los antiguos mixtecos que habitaron lo que actualmente son los estados mexicanos de Puebla, Oaxaca y Guerrero, supieron sacarle un gran provecho al Theobroma cacao o árbol del cacao y sus semillas, como podemos observar en la representación precolombina de la imagen superior, extraída del Códice Nuttall.
Sea como sea, los derivados de las semillas del cacao que tras años y años de gratificante evolución gastronómica se convirtieron en el chocolate, más o menos desde los siglos XV y II a. C. hasta hoy, son sencillamente majestuosos. Para que tengas nuevas excusas y seguir comiendo más y más, hoy voy a enseñarte otras 17 cosas que quizá no sabías sobre el chocolate y otros 2 puntos curiosos como extra. Comencemos este recorridochocolatoso.
1. Apenas el olor del chocolate basta para estimular el cerebro
Los beneficios del chocolate para la salud científicamente comprobados son muchos y sorprendentes. Por ejemplo, es sabido que el simple acto de oler chocolate estimula el cerebro incrementando las ondas Theta del cerebro, lo cual desencadena los procesos que nos hacen sentir más relajados.
2. No existe el chocolate blanco
Técnicamente, el chocolate blanco no existe. Se trata de un preparado a base de leche condensada y azúcar que incluye manteca de cacao, pero que en realidad no tiene pasta de cacao, el producto que guarda las propiedades del cacao. Aunque no deja de ser exquisito, ¿no?
3. Se necesitan muchas semillas de cacao para hacer chocolate
Efectivamente, poco menos que la misma cantidad. Para producir 1 libra de chocolate, es decir 453 gramos de chocolate, se necesitan 400 semillas del árbol.
4. La inventora de las chispas de chocolate cambió su idea por chocolate para toda la vida
El chocolate tiene admiradores realmente fanáticos de su sabor. Un excelente ejemplo es el de la señora Ruth Wakefield, inventora de las galletas con chispas de chocolate, quien tuvo la idea de las chispas en sí. Pero Wakefield tuvo una idea quizá más brillante aún: cambió las patentes de su invención a Nestlé Toll House por un suministro de chocolate de por vida. ¡No, no, nada de dinero, quiero mi chocolate!
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